
Imágenes: por Daniel Bravo
La educación inclusiva en Colombia ha tenido una gran evolución en la última década, y ha generado de manera progresiva un cambio en conceptos y praxis educativas. La política pública educativa de nuestro país, de acuerdo con la investigación titulada “Políticas de inclusión educativa: una comparación entre Colombia y Chile” de Diana Vásquez (2015) magíster en ciencias de la educación, encontró que dichas políticas en Colombia “han buscado brindar mayor accesibilidad e igualdad a todos los niños y las niñas, por tal razón, la decisión es la de no crear una legislación exclusiva para la población con necesidades educativas especiales, sino que este tema se ha abordado de forma transversal”. Es decir que la inclusión y la accesibilidad en Colombia no sólo deben centrarse en la población en condición de discapacidad, sino también en otros factores que pueden llegar a generar hacia una persona rechazo, aislamiento o exclusión como el pertenecer a un grupo étnico o racial específico, tener una orientación sexual diversa, tener ideales diferentes, entre otras características que no están dentro de lo comúnmente aceptado en la norma social.
¿Pero qué es la educación inclusiva y desde cuándo empezó a hablarse de esto en nuestro país? Según organizaciones como UNESCO (2017) y la ONU (2008) la educación inclusiva está basada en el derecho a recibir una educación en pro de un aprendizaje continuo, de calidad y con acceso universal, prestando atención especial a grupos marginados o vulnerables para potenciar su desarrollo de manera óptima; sin ser objeto de discriminación alguna tanto dentro del sistema escolar como fuera de este. En otras palabras la educación inclusiva implica que en los contextos educativos se acojan a todas las personas de la comunidad, independientemente de su raza, sexo, color de piel, procedencia o necesidades de aprendizaje diversas fomentando siempre en su alumnado pedagogías que impartan la integración de las diferencias y su aceptación. Comenzó a hablarse de educación inclusiva según Beltrán, Martínez y Vargas (2015) a partir del año 2006, tema que fue visto como una necesidad por el Ministerio de Educación Nacional con el fin básico de garantizar el derecho de educación para todos.
Pero ¿verdaderamente podemos hablar de un buen servicio de educación inclusiva en el contexto real de las instituciones educativas colombianas? Actualmente en Colombia las instituciones educativas han iniciado los procesos de adaptación de sus proyectos educativos, de aulas de apoyo específico y de formación docente, han permitido el acceso a todos los estudiantes independientemente de su condición, y han comenzado con la implementación desde el año 2017 del Plan Individual de Ajustes Razonables (PIAR) reglamentado por el Decreto 1421 de 2017, herramienta utilizada por el docente como insumo para la planeación individualizada de las temáticas teniendo en cuenta los estilos y ritmos de aprendizajes particulares.
Pero desafortunadamente a pesar de la legislación a nivel nacional, se evidencian falencias de fondo en la implementación de la educación inclusiva como lo señala Beltrán, Martínez, y Vargas (2015) quienes exponen que se tiene el reto de garantizar las condiciones de permanencia y baja desersión, ya que esta ha aumentado en un 2,4% a nivel nacional en jóvenes entre 5 y 15 años desde el año 2016 al 2018. Se deben realizar aclaraciones a las adaptaciones curriculares realizadas ya que éstas implícitamente están sometiendo a rechazo escolar por el retraso en las competencias dadas a los estudiantes en condición de discapacidad, generando un desfavorable aprendizaje en los mismos. Es también indispensable continuar sensibilizando y trabajando con los docentes y educadores para que permitan abordar efectivamente la diversidad dentro de sus estudiantes. Y si fuese posible brindar centros especializados para su atención con fines terapéuticos especialmente en casos con discapacidad cognitiva o física.
A modo general, sí se han evidenciado grandes avances en la educación inclusiva pero es un reto poder llegar a generar una transformación que trascienda aún más los escenarios escolares integrando la formación humana junto a los logros académicos y se extienda a otros sistemas como la sociedad, la comunidad y sobre todo la familia sea el principal actor y generador de pensamiento inclusivo en los niños, niñas y adolescentes de nuestro país.
Referencias
Beltrán, Y., Martínez, Y. y Vargas , Á. (2015). El sistema educativo colombiano en el camino hacia la inclusión. Avances y retos. Educ. Educ, 18(1), 62-75. doi:10.5294/edu.2015.18.1.4
Ministerio de Educación Nacional. (2017). Decreto 1421 de 2017. Bogotá: Ministerio de Educación Nacional.
Organización de las Naciones Unidas para la educación, la ciencia y la cultura [ONU]. (11 de Agosto de 2008). Conferencia Internacional de Educación. Obtenido de La educación inclusiva: el camino hacia el futuro.
Organización de las Naciones Unidas para la educación, la ciencia y la cultura [UNESCO]. (2017). Educación Inclusiva.
Vásquez, D. (2015). Políticas de inclusión educativa: una comparacióin entre colombia y Chile. Educ. Educ, 18(1), 45-61. doi:10.5294/edu.2015.18.1.3