
Imagen: por América Niño
El conflicto armado en Colombia es un elemento que necesariamente hace parte de los debates políticos del país, pues se ha configurado históricamente como una particularidad que define en muchos aspectos la presencia del Estado y su gestión en muchos territorios, en este sentido, es también un elemento que tienen en cuenta organizaciones estudiantiles a la hora de comprender su accionar político dentro de la universidad.
Actualmente en la UPTC los Colectivos Praxis Insumisa de la Asociación Nacional de Jóvenes y Estudiantes de Colombia ANJECO consideran “que la coyuntura actual les obliga a pensar la paz, no como el acuerdo que se firma sobre un papel, sino como un proceso que debe partir de las transformaciones estructurales de la sociedad, pues el conflicto en Colombia no es únicamente armado, sino que es en esencia social, por eso no se soluciona con la entrega de armas o la desmovilización de una guerrilla, sino que debe construirse desde cada sector (Juvenil, estudiantil, Campesino, indígena, afro, trabajadores, mujeres…) dependiendo de las problemáticas que le tocan puntualmente y buscar el intercambio de saberes y experiencias sectoriales para tocar no solo el derecho a la educación, también al trabajo, a la vida, a la vivienda, a los bienes de consumo colectivo, a la tierra”, en entrevista con Henner Castillo, en este sentido “la lucha del movimiento estudiantil debe caminar hacia la educación territorial, digna, crítica, democrática, soberana y popular para lograr las transformaciones que piensan y quieren como jóvenes en una sociedad en transición hacia la paz” (Castillo, 2019).
Las universidades públicas en Colombia son el hogar de muchos jóvenes críticos y soñadores que han hecho de los escenarios académicos, lugares para analizar la sociedad en su conjunto; política, medio ambiente, derecho a la educación, a la salud, al trabajo, a la vida… Por eso las diversas organizaciones que conforman el movimiento estudiantil en Colombia, no solo discuten en torno a las problemáticas que atañen a la educación pública, sino que ven su papel como jóvenes y ciudadanos, la responsabilidad histórica de crear las transformaciones que sueñan para vivir en un país en paz.
Para construir aquellas transformaciones que aporten a una sociedad en paz, los colectivos praxis insumisa desarrollan su proyecto asociativo desde tres perspectivas; el trabajo de base, la lucha gremial universitaria y los espacios de negociación. Desde estos escenarios tratan articuladamente las problemáticas propias del sector educativo en relación con la estructura misma del Estado en términos de vivienda, empleo, política exterior, salud, economía, medio ambiente, productividad rural… Esto porque consideran que la paz no se consigue con el desarme de una o más guerrillas o grupos armados, sino exigiendo que el Estado garantice los derechos de todos y todas las ciudadanas en Colombia, cerrando las brechas de la desigualdad y generando condiciones de participación política a todas las corrientes ideológicas presentes en el país.
Las organizaciones estudiantiles son diversas, se construyen desde distintas aristas ideológicas para la comprender las problemáticas sociales, porque consideran su papel como ciudadanos a la luz de teorías que les permiten abordar la sociedad en su conjunto “El Movimiento Estudiantil es muy heterogéneo no solo en términos sociales, pues el conflicto en el que está inscrito no corresponde necesariamente a una lucha de clase en la esfera productiva, sino al peso del factor generacional. Su contradicción se ubica en el campo educativo o cultural, pero lo desborda hacia terrenos tales como la democracia radical, el antiimperialismo, el anticapitalismo y la solidaridad con otros movimientos sociales, tanto que por periodos, su historia se funde con la de la izquierda.” ( Archila, 2011, p 73.) Las organizaciones estudiantiles han sido protagonistas en la configuración de un movimiento social que parte de una identidad política de izquierda en la que la lucha de clases aún es vigente y se lee en las diversas dinámicas sociales que han profundizado el conflicto en Colombia.
Por eso muchos estudiantes universitarios creen que la falta de capacidad estatal para suplir las necesidades básicas de la población, la inequidad en la tenencia de la tierra, la falta de participación política y la consolidación de un modelo económico neoliberal, patriarcal y represivo son en últimas las causas que han agudizado las problemáticas sociales obligando a un sector de la población a pensar en la lucha armada como vía para la disputa del poder, por eso consideran que no necesariamente con la entrega de armas se construye la paz, ya que el hambre, las desigualdades y diversas formas de represión al pensamiento crítico son las causas de nuevos brotes de violencia, ya sea urbana o rural.
Entender las causas de la violencia es vital para construir las transformaciones necesarias que lleven a una paz verdadera, una que no permita nuevos escenarios para la lucha armada. La participación del estudiantado en Colombia es vital, no solo para el análisis social, político y económico del conflicto, sino para la formación de ciudadanos capaces de cambiar aquellas causas y construir una sociedad más justa para todas y todos.